El coronavirus afecta particularmente a la delincuencia. La reduce significativamente a nivel global. Las restricciones de movimientos, la ausencia de aglomeraciones, las fronteras cerradas, las calles vigiladas y, también, el miedo al contagio, están haciendo que los robos, asaltos, asesinatos, narcotráfico, secuestros y otros crímenes hayan disminuido significativamente en todo el mundo. Las únicas denuncias que aumentaron son las de la violencia doméstica, los asesinatos de género y los ciberdelitos.
En España los delitos han caído en un 50% y el número de detenidos se ha rebajado en un 60%, según los datos aportados por el director adjunto operativo de la Guardia Civil, Laurentino Ceña. Solo en Madrid el confinamiento ha provocado una caída de la delincuencia del 75% en el último mes, según fuentes sindicales. Los únicos delitos que crecen son las estafas a través de la Red y las infracciones a la Ley de Seguridad Ciudadana, debido a que muchos ciudadanos se saltan las medidas de aislamiento decretadas en el estado de alarma.
En una comisaría madrileña, cada día se denunciaban el año pasado una media de 45 infracciones penales y ahora, como mucho, acuden tres personas cada jornada. El número de detenidos diarios era de 25 de media y hoy en día hay, como mucho, cinco arrestados.
En Gran Bretaña, los delitos disminuyeron un 28%. Con las tiendas cerradas, hubo un 54% menos de robos a mano armada y casi no se registraron las constantes denuncias por pequeños robos de mercadería. Los asaltos de casas bajaron un 37% y las denuncias por violaciones registro una cifra similar. El Scotland Yard dijo que las redes de vecinos conectados por WhatsApp para protegerse del coronavirus fueron también muy efectivas para detectar delitos y evitar que se consumen.
En Chicago, los arrestos por narcotráfico cayeron un 42% en las semanas que lleva la cuarentena, mientras que en Los Ángeles, la tasa de delitos graves se desplomó un 30% después del 15 de marzo. En Nueva York, el epicentro de la pandemia en Estados Unidos, donde casi el 20% de la fuerza policial de la ciudad está contagiada, también está experimentando una disminución de dos dígitos en la delincuencia. Las tasas de criminalidad se desplomaron en ciudades y pueblos cuando la pandemia de coronavirus llevó a millones de residentes a quedarse dentro de sus casas. Las multas por problemas de tráfico o estacionamiento casi desaparecieron, disminuyeron un 92%.
En este nuevo contexto, los delincuentes necesitan reinventarse, buscar nuevas vías para obtener sus beneficios. En estos días aparecieron en todo el mundo el tráfico de barbijos, falsas vacunas, estafas en Internet, remedios milagrosos, fiestas clandestinas. “Con la crisis del coronavirus también está saliendo lo peor de la humanidad”, fue lo que dijo el jefe del Scotland Yard cuando informó del robo de tubos de oxígeno, imprescindibles para los infectados graves, en un hospital de Manchester. La agencia británica de lucha contra el crimen organizado, la NCA, advirtió que “los delincuentes toman como blanco a quienes intentan comprar suministros médicos por internet, envían correos electrónicos que ofrecen un falso apoyo médico y estafan a las personas más vulnerables o más aisladas en casa”. En Dinamarca, el gobierno informó que hay delincuentes haciéndose pasar por médicos que acuden a las casas diciendo que van a hacer la prueba del coronavirus y, una vez entran en los domicilios, los asaltan. Van vestidos con mascarillas protectoras y batas blancas. El principal objetivo son los ancianos. Esta modalidad ya se extendió por todo el mundo. Hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvo que aclarar que no enviaba funcionarios a las casas para pedir dinero o realizar ningún tipo de inspección médica.
Como al resto de los humanos, la delincuencia organizada de todo el planeta fue sorprendida por la pandemia. Pero como se ya demostró en otras crisis, necesita apenas un tiempo para recuperarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Va a ir encontrando la manera de colarse por las rendijas de los sistemas que ahora están descuidadas por problemas más urgentes.
Estas son las actividades delictivas que cobran fuerza con el coronavirus, según un informe de Europol (Oficina Europea de Policía):
1.- Ciberdelincuencia
La pandemia del Covid-19 no es sólo un grave problema de salud pública sino también un riesgo en materia de ciberseguridad, avisa Europol. El número de ciberataques contra organizaciones y particulares es significativo y se prevé que suba. Los delincuentes utilizan la crisis del coronavirus para llevar a cabo todo tipo de ataques de ingeniería social, es decir, ciberataques en los que se abusa de la buena fe de las personas para que realicen acciones en beneficio del ciberdelincuente.
Por ejemplo, han aumentado los ataques de ransomware, la distribución de programas maliciosos que restringen el acceso a determinadas partes del sistema infectado y piden un rescate a cambio de levantar el bloqueo. Las fuerzas de seguridad de diferentes países han detectado además un incremento de la actividad online de los que buscan material de pornografía infantil.
Los problemas todavía pueden ir a más. El aumento de las empresas que optan por el teletrabajo y permiten conexiones desde el exterior a sus sistemas informáticos centrales facilita nuevas vías de ataque para los ciberdelincuentes, señala Europol. El caso más grave registrado hasta ahora es un ciberataque contra el Hospital Universitario de Brno, en República Checa, que obligó al centro a cerrar toda su red informática, posponer todas las intervenciones médicas urgentes y redirigir a los pacientes de urgencias a otros hospitales.
2.- Fraudes
Los estafadores han sido muy rápidos a la hora de adaptar tipos de fraude bien conocidos para capitalizar la ansiedad y los temores que provoca la crisis del coronavirus. Esto incluye varios modelos de fraudes telefónicos, estafas en el suministro de productos que nunca llegan o timos de ofertas para desinfectar y eliminar el virus que tampoco existen.
Desde Privalia Detectives avisamos de que este tipo de estafas u otras nuevas van a seguir proliferando en las próximas semanas o meses y pueden llegar a provocar perjuicios económicos importantes a particulares, empresas e instituciones públicas. Unos engaños que también se están detectando en el sector financiero: ofertas de inversiones especulativas en acciones relacionadas con el Covid-19 con la promesa de beneficios sustanciales y seguros.
Entre las víctimas preferidas por los estafadores se encuentran las empresas que quieren comprar mascarillas u otros equipos sanitarios para protegerse del coronavirus. En un Estado miembro no identificado en un informe de Europol, una compañía pagó 6,6 millones de euros a otra empresa en Singapur para adquirir mascarillas y geles alcohólicos. El pedido nunca ha llegado.
La Policía Nacional ha detectado en Asturias un incremento de las estafas cometidas a través de Internet, de importes que incluso han llegado a los 54.000 euros. Por esa razón, los agentes del grupo de delincuencia electrónica han lanzado una serie de recomendaciones para no caer en el engaño.
Para prevenir este tipo de estafas se aconseja no abrir correos desconocidos, tampoco facilitar información personal ni contestar a ninguno de esos emails. Mantener actualizado el navegador, contar con un antivirus y utilizar claves de acceso diferentes son otras de las recomendaciones.
3.- Falsificaciones y productos defectuosos
La venta de productos sanitarios, equipos de protección personal y medicamentos falsificados ha aumentado de manera exponencial desde el estallido de la crisis. Una proliferación impulsada por la elevada demanda de máscaras, guantes o productos de limpieza, que ha creado un mercado boyante para todo tipo de falsificadores, estafadores y aprovechados, según denuncia Europol.
La publicidad y venta de estas falsificaciones y productos defectuosos se realiza tanto dentro como fuera de internet. Algunos casos, como la distribución de tests falsos de detección del coronavirus para particulares, son muy preocupantes desde el punto de vista de la salud pública, señala el informe.
4.- Robos en domicilios privados con mayores
Aunque los robos en viviendas se han reducido considerablemente muchos Estados miembros de la UE han informado de un modus operandi similar para los robos en hogares en la era del coronavirus. Los ladrones logran entrar en domicilios privados, en la mayoría de los casos de personas mayores, presentándose como personal médico que viene a dar información, a suministrar productos de higiene o a realizar el test del Covid-19 y aprovechan para sustraer todos los objetos de valor.
La Oficina Europea de Policía avisa también del probable incremento de robos organizados en locales comerciales y centros médicos mientras dure la pandemia.
5.- Drogas, tráfico de migrantes y prostitución
Todavía es difícil evaluar el impacto a corto plazo de la crisis del coronavirus en los mercados de droga, pero es probable que provoque perturbaciones en los canales de oferta ilegales. Los primeros datos apuntan a un acopio de determinadas drogas por parte de los consumidores y a problemas de falta de precursores y químicos esenciales que se utilizan en la producción de droga en la UE, lo que tendrá un impacto en la producción y en los precios. Además el cierre de fronteras hace casi imposible el tráfico de trasnacional de narcóticos, lo que provoca una escasez de la oferta.
Las redes de tráfico de personas también van a beneficiarse de la pandemia del Covid-19. El informe de Europol prevé que los migrantes recurran todavía más a los servicios de los traficantes a la hora de entrar en la UE o pasar de un Estado miembro a otro con el fin de que les ayuden a tratar de sortear el refuerzo de los controles fronterizos que han introducido la mayoría de países por el coronavirus.
Europol avisa en su informe del riesgo de que el cierre de los prostíbulos legales debido al Covid-19 se traduzca en un aumento de los casos de explotación sexual.
En conclusión el coronavirus ha conseguido además reducir las emisiones contaminantes que vivamos en un mundo más seguros debido la disminución de las actividades delictivas, no obstante no debemos bajar la guardia porque la delincuencia se irá adaptando a los cambios que la pandemia vaya generando en la sociedad.