Trabajo como detective privado, un gremio sin paro
Todos sabemos ya, que el detective privado no puede ser como en las películas americanas, donde un hombre con gabardina y armado con una libreta y una pipa es capaz de desmontar una organización criminal internacional a partir de una caja de cerillas que encontró en la chaqueta de su cliente. Lo que no sabemos es exactamente cómo son. El Privalia Detectives te queremos contar que el trabajo como detective privado es muy interesante y es un gremio que no tiene paro.
Una vez descartada la visión mágico-heroica del detective privado, queda responder a las preguntas de quiénes son, cuántos hay y qué hacen.
¿Qué pasos tenemos que dar para trabajar como detective privado?
Hacerse detective privado no es fácil. La Ley 5/2014, de 4 de abril, de Seguridad Privada establece que la formación requerida para el personal de seguridad privada consistirá para los detectives privados, en la obtención bien de un título universitario de grado en el ámbito de la investigación privada que acredite la adquisición de las competencias que se determinen, o bien del título del curso de investigación privada, reconocido por el Ministerio del Interior. Es decir, que o se hace la carrera de criminología o se hace el curso de detective privado en un centro autorizado (que es básicamente una versión abreviada del grado de criminología).
Una vez que se tiene el título correspondiente, abrir un despacho de detectives (o agencia de detectives como se habían llamado siempre) requiere ciertos trámites pero, sobre todo, un montón de compromisos sobre las limitaciones en su tarea y el deber de colaborar con las fuerzas de seguridad ciudadana. Para evitar que se extralimiten en su trabajo, existe la obligación de trabajar con libros de encargo previos de los clientes. Todo esto, sirve para alejar todavía más la típica idea del detective pendenciero y entrometido de las películas para imaginar más a un señor que dedica más tiempo a redactar informes y a testificar en juicios que a otra cosa.
Las dificultades de acceder a la profesión y la imagen, en principio, tan poco atractiva del trabajo que realizan, ha dado lugar a que los detectives privados acreditados sean realmente pocos. Por ejemplo, no llegan al centenar los detectives privados en Valencia aunque dan servicio a toda una provincia con más de dos millones de habitantes. En total, según el Instituto Nacional de Estadística, en España ejercían como detectives privados 3.712 personas en 2017, en 2020, han pasado a ser 4.391 en todo el país.
¿Qué se pueden investigar en el trabajo de detective privado?
Para entender lo que hacen los detectives privados, es mejor delimitar qué es lo que no pueden hacer: no pueden investigar delitos. En cuanto tengan noticia de un robo, de un asesinato, de una estafa o de cualquier delito que la Policía tenga obligación de perseguir, deben transmitirle todos los datos que tengan y dejar que sean las fuerzas de seguridad las que sigan con el trabajo. Los únicos delitos que sí puede investigar son los de calumnias e injurias, que en el ordenamiento jurídico se conocen como delitos privados.
A partir de ahí, los detectives pueden investigar todo aquello para lo que sean contratados siempre que no violen la intimidad de las personas o la inviolabilidad de los domicilios ajenos, igual que cualquier ciudadano. Pueden hacer seguimientos o tomar fotografías en la calle, hacer grabaciones de audio o investigar en las redes sociales pero no pueden entrar en la casa o la oficina del investigado sin su consentimiento, publicar fotos de nadie, intervenir un teléfono o entrar en un ordenador ajeno.
Aunque la imagen más romántica los pinta resolviendo el secuestro de rubias despampanantes, en realidad, su mayor fuente de trabajo son las mutuas laborales y las compañías de seguros, que los contratan para resolver toda clase de fraudes y luchar contra la picaresca. En el campo privado, son los divorcios y el seguimiento de personas de conducta problemática (problemas matrimoniales o con las drogas) de donde aflora más trabajo. Y luego, claro, cada detective tendrá unos cuantos casos anecdóticos sobre encargos raros y un pequeño arsenal de cámaras para pasar desapercibido y otros inventos más o menos ingeniosos.
Y, por cierto, en este gremio, como hemos comentado anteriormente, no hay paro.