Bill Cosby (77 años) está tocado, pero no hundido. Ha decidido enseñar los dientes y merendarse a todo aquel que le ataque. El rosario de viejas y nuevas acusaciones de agresiones sexuales a múltiples mujeres le ha llevado al aislamiento dentro de la industria del entretenimiento. El último en sumarse al boicot ha sido el director Judd Apatow , quien la mañana de Navidad hizo campaña a través de las redes sociales para que se cancelaran los espectáculos que Cosby tenía contratados en Canadá. Con frases como «no debería actuar. Hombres que violan mucho no son atractivos» hizo llegar su malestar.
La primera medida que ha tomado el cómico más célebre de la televisión ha sido advertir a los periodistas para que se informen antes de escribir, y que lo hagan desde un punto de vista neutral. Cuenta en la recámara con una legión de abogados; según el «New York Times», a su equipo habitual acaba de incorporarse Martin D. Singer, un letrado con fama de duro y que factura 700 euros la hora. Entre sus clientes más célebres se encuentran el díscolo Charlie Sheen y Arnold Schwarzenegger.
En su intención de devolver golpe por golpe, Bill Cosby está dispuesto a invertir toda su fortuna para consumar una tarea complicada: desacreditar a sus supuestas víctimas. Para ello ha contratado a un buen número de detectives privados que, con base en Glendale (California), ya están investigando a quienes le han señalado como violador.
Según cuenta el «New York Post», la nueva estrategia de Cosby fue ideada junto al mencionado Martin Singer: atacar sin piedad. El rotativo, que cita fuentes del entorno del artista, asegura que este dio las directrices a su equipo durante una reciente reunión. «Si van a decir al mundo que yo hice eso de lo que se me acusa, entonces el mundo tendrá que saber que tipo de personas son las que lo dicen».